LA COMUNICACIÓN NO VERBAL RESULTA NECESARIA PARA SER UN BUEN LÍDER
La capacidad para analizar y tramitar con efectividad la comunicación no verbal es una de las habilidades más normales entre los profesionales del éxito, independientemente del cargo en el que ejerzan su liderazgo.

Una de las comparaciones más utilizadas para referirse a la comunicación no verbal es la de las cookies de internet, ya que mediante estas comprendemos y contamos todo sobre nosotros de forma inconsciente. Tener acceso a esa información afectiva y aprender a interpretarla de forma adecuada supone una ventaja esencial a la hora de comunicarnos y expresarnos con la sociedad.
Más allá de las palabras, la comunicación no verbal muestra un camino muy revelador acerca de nuestra personalidad, capacidades e intenciones y sobre todo, se muestran las emociones que mandan en nuestras vidas desde lo más profundo del cerebro límbico. De ahí el enorme choque que la comunicación no verbal causa en el inconsciente individual y colectivo.
Además, modificar ese impacto al plano consciente y comprenderlo con precisión y objetividad se convierte en una fuerte herramienta al servicio del liderazgo y la influencia. Es decir, quien mejor exprese y entienda el lenguaje corporal siempre tendrá ventaja ante las demás personas, en la política como en cualquier otro campo profesional o personal.
Ser un líder competente exige una especial sensibilidad a la hora de analizar de forma adecuada una conducta no verbal en los demás. Pero no solo basta con eso, también es imprescindible para tomar consciencia de tu propio lenguaje corporal y aprender a proyectarlo con efectividad.
La cara, los gestos, la postura o la voz de nuestro oyente nos puede decir mucho más que sus propias palabras. Nos ayudan a saber más sobre las personas, su estado de ánimo, si entiende lo que está escuchando etc… Esa información puede resultar muy útil que el uso de la comunicación verbal, sobre todo cuando se produce alguna incongruencia entre el lenguaje verbal y el no verbal. Además, nos ayuda a conectar emocionalmente con las personas, algo imprescindible para el desarrollo empático de las personas.
Es decir, un buen líder debe de ser capaz de medir la conducta no verbal de su oyente, ponerla en unión con las palabras, y reinterpretarla en función del contexto en el que se lleve a cabo la acción. Asimismo, debe de ser capaz de responder en relación y tener un feedback favorable a sus propósitos.


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